El frío de mi cuerpo pregunta por ti.

La forma de querer tú
es dejarme que te quiera.
El sí con que te me rindes
es el silencio. Tus besos
son ofrecerme los labios
para que los bese yo.
Jamás palabras, abrazos, 
me dirán que tú existías,
que me quisiste: jamás.
Me lo dicen las hojas blancas,
mapas, augurios, teléfonos;
tú, no.
Y estoy abrazado a ti
sin preguntarte, de miedo
a que no sea verdad
que tú vives y me quieres.
Y estoy abrazado a ti 
sin mirar y sin tocarte.
No vaya a ser que descubra 
con preguntas, con caricias, 
esa soledad inmensa
de quererte sólo yo.


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